Siempre me he considerado un tío con suerte... Pero no he sabido aprovechar esa energía positiva para autoregenerarme. Basta un simple traspies para hundirme, meterme en cama y no querer saber nada del mundo.
Y tengo comprobado que, cuando me lo propongo, consigo lo que quiero. Cuando me marco un objetivo y lucho, llego a la meta.
Quizás va siendo hora de que me espavile y tire para adelante. Tendré que desbloquear mi mente, dejar los miedos y la timidez a un lado y lanzarme a la piscina. En pelotas, para que el impacto sea más fuerte. Aunque, claro, mejor si la lleno antes de agua...
¡Buenos días, sol!
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