miércoles, 25 de marzo de 2009

Decisiones (2)


Silencio absoluto.

Eso es lo que he conseguido. Lo que me llevo. Lo que he conseguido. La manera de desentenderse. De dejar morir una amistad.

Así se hace, Jordi. Gracias por ser así, por descubrirte al fin. Al menos ahora podré concentrarme en otras cosas que valen la pena...

Me quedo con una frase interesante descubierta en el "feisbuc":





Hoy he recibido buenas noticias laborales. Se aceptó mi proyecto de trabajo, se me han notificado las condiciones económicas, las he aceptado y todo parece ponerse en marcha. Ahora sólo falta que pueda cumplir con las espectativas. No soy comercial, así que tendré que desempeñar un papel... Difícil, cuando ni siquiera sé venderme a mi mismo. Pero haré un esfuerzo. Está en juego mi estabilidad económica, muy precaria a día de hoy.

Esta tarde grabo dos entrevistas... De esta manera dispondré de la mañana del sábado para grabar las pruebas de audiolibros y enviarlas a la ONCE. Se me acumula el trabajo... Y sigo con mi ataque de pereza.

Si todo va bien, prometo dejar de hablar de estas tonterías y ofrecer al mundo bloguero cosas más interesantes... Pero, ¿las hay?

Mañana lo hago.

martes, 24 de marzo de 2009

Decisiones


He logrado acabar parte de los trabajos que me había impuesto para hoy... Bueno, todo no se puede, además el ordenador me va más lento que nunca... Así que a Dios gracias que he podido hacer lo más importante...

Me prometí tomar decisiones... Y así lo he hecho. Para empezar, y por el bien de mi salud neuronal, he desconectado el chat del gmail. Estoy hasta la polla de conectarme y encontrar a Cristina en verde y a Jordi en naranja, en "ausente" o, peor aún, en verde también y sin responder. Me jode que Cristina enseguida me envíe mensajes mientras que Jordi se hace el sueco... Ya digo que está todo al revés en mi vida...

Y sí, también le he enviado un email a Jordi, adjuntándole el último "Celebrities" y explicándole cosillas... Para nada he hecho referencia al picnic, ni a sentimientos, ni a cosas que sé que le importan un pimiento verde... Simplemente le he contado qué tal me fue la entrevista de trabajo y que me marcho a Madrid en Semana Santa. Pero bueno, pasando, porque no me ha contestado... Es curioso que se comporte de la misma manera en la que no le gusta que se comporten los demás... Me está empezando a decepcionar esa actitud, pero no pienso amargarme por ello. Sigue siendo un amigo y como tal le trataré. Tengo claro que no vale la pena cruzarse, ni me apetece, ni tengo porqué... Así, hasta que me canse, que me cansaré, seguro.

Mañana prometo levantarme muy temprano, porque hoy me ha dado pereza y he salido de la cama a las 10.30. Y no puede ser... ¡Me tengo que dar caña!

Mañana lo hagooooooo.

(Esta noche, "24". Algún día explicaré los motivos por los que me gusta tanto esta serie...).

En positivo


Siempre me he considerado un tío con suerte... Pero no he sabido aprovechar esa energía positiva para autoregenerarme. Basta un simple traspies para hundirme, meterme en cama y no querer saber nada del mundo.

Y tengo comprobado que, cuando me lo propongo, consigo lo que quiero. Cuando me marco un objetivo y lucho, llego a la meta.

Quizás va siendo hora de que me espavile y tire para adelante. Tendré que desbloquear mi mente, dejar los miedos y la timidez a un lado y lanzarme a la piscina. En pelotas, para que el impacto sea más fuerte. Aunque, claro, mejor si la lleno antes de agua...

¡Buenos días, sol!

lunes, 23 de marzo de 2009

Ateneu...


Había quedado para la entrevista laboral en l'Ateneu... Como siempre, llego antes de hora y me quedo esperando en la puerta leyendo lo último de Flavia Company. Al poco, aparece de repente Susana Picos, de Alianza Editorial, acompañando a Martín Casariego para enseñarle l'Ateneu... Un par de besos, las preguntas formales de siempre... Les veo entrar y, en cuestión de minutos, salir de nuevo... Me alegra no tener que responder largas parrafadas cuando tropiezo con alguien a quien hace tiempo que no veo.

Finalmente, llega el encuentro para el que me he desplazado a Barcelona. El tema pinta bien y quedamos en que les haré una propuesta de trabajo. A ver qué tal.

Regreso a casa. No me apetece hacer nada. Y necesitaría tener la mente ocupada. Y aún tengo que redactar el recurso por lo del juicio del robo de mi ordenador y desarrollar la propuesta laboral... Y para colmo de males, abro el ordenador y encuentro los inspirados mensajes de Cristina... Y pienso "¿Por qué no estarán firmados por Jordi, estos mensajes?". Cualquiera se sentiría emocionado, halagado, pletórico, con esos textos en los que se ve a mi lado, abrazados, despertando juntos, comiéndonos a besos... Pero claro, los recibo de la persona equivocada.

¿Quien me mandará a mi meterme en todo este embolado? ¿Y cómo voy a salir? Siempre he procurado ser sincero con todo el mundo, pero la situación es tan complicada que cualquier iniciativa debe ser estudiada previamente con sumo detalle... A veces imagino que acabaré mal, atravesado con un cuchillo jamonero o envenenado con cicuta. ¡Con lo tranquilo que estaba yo en mi soledad!.

Tengo que comenzar a tomar decisiones.

Mañana lo hago. Sin falta.

(El libro de Flavia Company... Estupendo. Me lo venía venir.)

Por cierto, Andres Neuman ha ganado el Premio Alfaguara. Como he dejado anotado en el "Feisbuc", hacía años que no me alegraba tanto por un premio literario. Se merece el premio y el dinero, "of course". A ver si de una puñetera vez se consagra.

Y ahora que recuerdo, yo debería ponerme las pilas con webdelibros, que la tengo abandonada...

Lo dicho. Mañana.

Madrid


Bruno me ha invitado a pasar la semana santa en Madrid... Una bobada, porque estando sin trabajo, puedo ir en cualquier momento, pero sirve como excusa para escaquearme durante unos días en los que todos mis conocidos desaparecen.

Sé que va a ser duro, que me va a sacar todo lo que llevo dentro, que reiremos, gritaremos, nos daremos de hostias y lloraremos como nunca. Pero necesito hacerlo, estoy bloqueado, queriendo llorar y sin llegar a soltar nada. Me gusta machacarme con estas "sesiones de vaciado" en las que Bruno y yo acabamos agotados. Me confiesa que él también necesita explicarme cosas, que su mundo no es tan perfecto, que calla demasiado y que su pareja es demasiado posesiva...

Haremos terapia. Nos haremos bien. Y posíblemente regrese a Barcelona más hecho polvo. Vacío, pero hecho polvo.

En otro orden de cosas, esta tarde tengo otra entrevista laboral. Cruzo los dedos para que salga bien. No volví a saber nada de la empresa a la que fui el jueves, así que pasando.

Daría lo que fuera por dejar de pensar en él. Hoy no puedo. Ojalá lo consiga mañana.

El camino


He pasado la noche dando vueltas en la cama, sin poder conciliar el sueño. Al borde del lagrimeo, pero sin soltarlo. Finalmente pude descansar unas horas y esta mañana he encontrado el camino despejado, con las huellas que deja el agua tras la lluvia, el aire limpio y fresco, el cielo con alguna nube gris y una ligera brisa que invita a caminar. Un camino sin bifurcación, de un solo sentido.

Y mi mente, también despejada, decide no preocuparse de lo que, en este momento, no tiene solución. Mi prioridad soy yo y no creo ser la prioridad de nadie. Así que estaré atento a lo que surja en este paseo.

Escribo y vuelvo a tener el deseo de llorar.

domingo, 22 de marzo de 2009

¿Qué es ser bisexual?


La etiqueta "bisexual" es, justamente, la que menos connotaciones sexuales tiene.

Ser bisexual no es ser adicto al sexo hasta el extremo de no diferenciar si estás con un hombre o una mujer.

Ser bisexual no es sinónimo de "follar más" por tener más opciones.

Ser bisexual no significa organizar tríos.

No, no está vinculado directamente al fornicio...

Ser bisexual es estar con alguien porque te gusta, independientemente del sexo que tenga.

Es amar a la persona, no a sus genitales.

Es respeto y comprensión hacia el individuo.

Es aceptarse y aceptar a los demás.

En mi caso, tardé muchos años en decidirme, en no negar lo que soy.

Me dije a mi mismo: "Mañana lo hago"... Y así, hasta hace poco.

Una llamada...


Acabo de hablar con Bruno, necesitaba desahogarme... Y como nos sucedía cuando compartíamos piso, nos hemos puesto a llorar los dos. Y el colofón: su insistencia en sentirse fatal por no estar en Barcelona para poder abrazarme y ofrecer su consuelo... Ufff, hecho polvo estoy.

He pasado la tarde dando vueltas, al borde del llanto pero sin llegar a escanciar y el hablar con Bruno ha provocado que el surtidor del lagrimal reventara.

No podía evitar explicarle lo sucedido, la situación con Jordi y mi escarceo con Cristina. Necesitaba su apoyo, sus palabras, siempre tan certeras. Y me da miedo, mucho, su conclusión: Según dice, mi "problema" es que, por primera vez en muchos años, estoy enamorado de verdad. Quizás desde mi relación con Maite, la primera novia que tuve. Me he parado a reflexionar y tiene razón. Todas las personas que siguieron a Maite fueron secundarias, tanto mis líos de una noche como mis historias "de largo alcance". Ninguna me marcó tanto. Tan sólo me dejé llevar por los sentimientos de los demás, pero no por los míos, conformista que es uno. Pensando fríamente, no he vuelto a sentir ese amago de alegría y dolor que conlleva el amar a alguien... hasta que llegó Jordi y me desbarató por completo.

¿Cómo puede ser que un tío aparentemente tan superficial como Bruno sea capaz de profundizar tanto en la gente? Nunca lo he llegado a entender, me enloquece esa perspectiva que tiene, no se le escapa una. ¡Que puñetero, el italiano de los cojones!

Temo que mis sentimientos no son los mismos que los de Jordi, y eso es lo que me produce ese pinchazo en el pecho, ese dolor en el alma que siento desde que le conozco. Me prometí a mí mismo no volver a sufrir por amor. Lo he cumplido a rajatabla, pero claro, ha sido fácil hasta el momento porque, como he descubierto a través de Bruno, no había vuelto a amar de verdad.

No dejo de pensar en si debo dar algún paso, o mantenerme al margen, o desaparecer...

No estoy en condiciones de decidir nada...

Mañana lo hago.

Las tres esquinas.


A ver si me aclaro...

Anoche la pasé con Cristina. Era nuestro segundo encuentro y, claro, estaba previsto que hubiera cama, puesto que la cita era en mi casa y, en cierta manera, lo habíamos dejado claro. Sí, hubo cama. Asímismo, creo que se ha confirmado nuestra forma diferente de ver la relación que comenzó hace dos semanas: No tiene futuro, aunque ella esté colada por mi (demasiado, me temo). Las circunstancias no son propicias. Entre otras cosas, ella está casada y yo tengo la mente dedicada a otra persona. No se lo he dicho, pero los gestos y las actitudes me delatan, no creo que sea tan tonta como para no pillar que, como pareja, no hay nada que hacer.

La otra persona en mi vida es Jordi. Hoy hemos quedado de nuevo (es la tercera vez que nos vemos), después de la pausa que decidimos darnos. Además, tenía que darle su regalo de cumpleaños, así que me ha venido bien el reencuentro. Sin embargo, le he notado a más de 6 grados de separación de mi... Y eso me ha hecho dudar de todo...

La historia con Jordi es de aquellas que sólo ocurren en el cine... y en mi vida, que es de película, pero de película mala (a ningún guionista con dos dedos de frente se le ocurrirían las tramas y subtramas de mis vivencias):

Bruno (ex-compañero de piso), Jordi y yo, tenemos perfiles en una página de contactos. El mío estaba inactivo desde hace un tiempo, hasta que recientemente me dio por solicitar de nuevo el alta... justo el mismo día en que Jordi descubrió mi perfil y, al no poder enviarme un mensaje, decidió comunicarse con Bruno (que no recuerdo ahora cómo está relacionado conmigo en esa web) para saber la manera de dar conmigo. Por lo que Bruno nos hizo de intermediario y Jordi y yo pudimos conocernos. Tuvimos una primera y estupenda cita, 7 horas de charla en la que hablamos de todo y de nada, reímos, nos emocionamos al ver la cantidad de cosas que teníamos en común y acabamos entregándonos a los besos y al deseo de estar juntos (reconozco que fue él quien tuvo la iniciativa, aunque ardía en deseos de abrazarle desde el momento en que nos saludamos).

Tras esa primera cita vino una segunda en la que, irremediablemente, acabamos en la cama. A pesar de la primera impresión y de que yo acabé de colarme por él, me confesó al día siguiente que había fallado algo y se dio cuenta de que no era la persona que estaba buscando... Procuré mantener la entereza pero caí desinflado y sin fuerzas. Aún pude sacar algunas para responder que lo entendía, las cosas vienen así, ya lo he vivido otras veces. Cuando Bruno, nuestro "celestino", me preguntó sobre cómo había ido todo, le conté lo ocurrido. No sé que diablos le escribió a Jordi en un e-mail que le envió, pero parece que hizo que reflexionara. Tras unos días de distanciamiento, con intercambio de mensajes incluido y alguna metedura de pata por mi parte, quedó claro entre los dos que debíamos mantener nuestra amistad y que él necesitaba a alguien que le empujara en sus inseguridades.

Y hoy nos hemos vuelto a ver en el parque de la Ciutadella para hacer un picnic... Y he percibido ese distanciamiento que no esperaba... Y las ganas que tenía de tomar las riendas de una posible relación se han enturbiado. Ahora no sé por dónde tirar. No he sabido reaccionar, porque no tengo claro en qué momento nos encontramos. ¿Dónde quedaron los besos? ¿Acaso esperaba a que yo entrara en acción y demostrara mi iniciativa? ¿Me rompo demasiado la cabeza? Nunca me había pasado esto con un chico, este "embobamiento" más propio de mi etapa hetero. Ni siquiera parece que tenga interés en que forme parte de su grupo de amistades, con quienes comparte aficiones similares a las mías. Más bien noto que prefiere mantenerme al margen. No le culpo, por supuesto. Siempre he respetado estas cosas.

Pero me dejó fuera de juego, impotente, sin capacidad de reacción. Y me he dado cuenta de que las riendas las tiene él, quien debe decidir es él, quien me tiene atrapado es él. Y no sé qué paso debo dar, qué decirle... Tal vez desconectar de una vez, que es justamente lo que él no quiere que haga (o quizás sí). Me da miedo escribirle de nuevo y meter la pata. Me da miedo que pierda el interés por mí. Me da miedo su próximo e-mail o lo que esté pensando ahora de mí. Me da miedo que desaparezca.

Echo de menos no tener el corazón ocupado, no dedicar mis pensamientos a otras personas, disfrutar de la soledad. Me gusta estar enamorado, sentirme amado, pero padezco el "síndrome del complicado". Necesito desconectar, especialmente ahora, estoy en el peor momento económico-laboral de mi vida y necesito centrarme. Y justo... se enamora de mí quien no debería. Me enamoro de quien no se enamora de mí.

Me quedo con su despedida, que me ha hecho temblar de angustia: "Parlem i ja ens tornarem a veure, anem fent mica a mica, pas a pas".

No quiero pensar más en esto.

Mañana lo hago.